La División de Protección de Medio Ambiente de la Policía Foral ha denunciado recientemente a una vecina de Olazagutía de 44 años y a su hijo menor de edad por cometer presuntamente un delito de maltrato animal. En concreto, estas personas, propietarias de un perro de raza pitbull, han infringido el artículo 337 del Código Penal, que hace referencia a los delitos relativos a la protección de la flora, fauna y animales domésticos. El atestado se ha dirigido a la Fiscalía de Medio Ambiente de Pamplona y a la Fiscalía de Menores.
La Policía Foral tuvo conocimiento del caso el 9 de marzo cuando una patrulla de la comisaría de Alsasua encontró los cadáveres de tres perros muertos en una finca cercana a un polígono industrial de Olazagutía y avisó a la División de Medio Ambiente. En la misma finca se encontraban varios animales entre los que destacaba un perro de raza pitbull que permanecía vivo, atado, y con diversas heridas en la cabeza y en el cuello que ya estaban cicatrizadas.
Según informó el Gobierno, una patrulla acudió al lugar e inició las investigaciones. Tras llevar a cabo una inspección ocular de la zona, los agentes realizaron fotografías de la finca y de los tres perros muertos e iniciaron las indagaciones para averiguar quiénes eran los propietarios tanto de los animales fallecidos como del perro de raza pitbull.
Seguidamente, se logró identificar gracias a los microchips a los tres ejemplares muertos. Se trataba de una perra pointer, cuyo robo fue denunciado por sus dueños legítimos en Alsasua, de un pastor vasco denunciado por extravío y de un perro mestizo sobre el que no había ninguna denuncia previa.
Los tres animales fueron recogidos por los agentes de Protección de Medio Ambiente de la Policía Foral y se trasladaron al Instituto de Salud Pública para que, mediante el análisis de sus heridas, se pudiera conocer la causa de su fallecimiento.
En el Centro de Protección de Animales de Etxauri se realizó una necropsia de los cuerpos, que determinó que los tres perros habían muerto por el ataque de otro animal con gran fuerza y que había sido instigado o entrenado para concentrar sus ataques en el cuello y cara de sus víctimas, añadió el Ejecutivo.
Por otra parte, el pitbull que permanecía en la finca fue sometido a observación veterinaria y también se comprobó que el animal, de unos 2 años de edad, carecía de chip y de cualquier otro tipo de identificación así como de cartilla de tratamiento veterinario.
Asimismo, se comprobó que el perro tenía diversas cicatrices en la cabeza y cuello, que habían sido producidas por otros animales, posiblemente perros. Además tenía las orejas cortadas de manera tosca, por alguien no cualificado para hacerlo, algo que se suele hacer en los perros que participan en peleas para poner más dificultades a su rival.
Como fruto de las investigaciones de los agentes de la División de Medio Ambiente de Policía Foral, se logró localizar a los dueños del pitbull, una madre y su hijo, que confirmaron la propiedad del animal.
En declaraciones a los agentes, negaron haber participado con su perro pitbull en peleas y afirmaron desconocer el origen de sus heridas, así como la presencia de otros perros muertos de manera violenta en las inmediaciones de su finca. El menor afirmó que el perro se lo había comprado su madre y que él era el encargado de cuidarlo. Afirmaba no conocer con certeza que tenía que ponerle un microchip y realizar las revisiones sanitarias pertinentes a su animal, así como de que se tratara de una raza considerada como potencialmente peligrosa.
Con posterioridad, la Policía Foral encontró en cercanías de la misma finca un cuarto cadáver de un perro fallecido en similares circunstancias a los tres anteriores. Concluidas las investigaciones y recabadas todas las informaciones presentadas, se denunció a ambas personas como presuntos autores de un delito de maltrato animal
Esta es la noticia recogida por Europa Press el lunes 30 marzo del 2009, el problema es que después de comprobarse la participación de estas personas, en el adiestramiento y posterior, utilización de estos perros en peleas ilegales; se libraran de toda esta barbarie pagando una mísera multa, que en ningún caso es suficiente.
En mi opinión, por supuesto, se debería realizar una reforma del código penal, y las personas con este tipo de antecedentes deberían estar inhabilitadas para volver a tener animales a su cargo.
Veremos si algún día se hace justicia con todos los inocentes que han muerto sin que nadie haga nada para evitarlo.
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